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En memoria de Patricia Cambón

Por Ignacio Chans Etcheverry

Todos los que pasamos por la vida dejamos algo. Algunos poquito, otros mucho. Pero hay gente que deja una huella. Que ilumina a todos los que tienen la suerte de pasar cerca de ella. Que enseñan, sin ninguna intención de hacerlo, porque suelen ser los más humildes y generosos.

 

Esa era Pato Cambón. Una mina con la fuerza de un león. Una periodista con un profesionalismo que impactaba. Una compañera de esas que cualquiera quiere tener, con una generosidad sin límites. Y siempre, siempre, con una sonrisa.

 

Pato le ganó una vez al cáncer. Feliz, volvió a trabajar. Le brillaban los ojitos, así como brillaban las notas que hacía. Se fue a la Copa América con Marcelo, su novio, cumpliendo una promesa. Disfrutaba trabajando, yendo de un lado para el otro, mandando notas. Cumpliendo con su vocación de periodista.

 

Pato proponía, ejecutaba, iba para adelante. Se calentaba cuando las cosas no salían, o cuando se demoraban porque su ímpetu iba más adelante de lo que la realidad le ofrecía. Era un torbellino, pero a su vez, era una de las personas más cálidas que me tocó conocer en la vida. E iba hasta el fondo. Se peleaba con quien fuera por dar una noticia. Y mostraba que la ética no es una palabra, sino una forma de vivir, cada día.

 

Esa fue Pato. Siempre yendo hacia adelante. Sin ponerse nunca en posición de víctima, aún cuando tenía todo el derecho y hasta la necesidad de hacerlo. Siempre con una sonrisa.  Muchas veces me hacía acordar a mi abuela, por ese don para acordarse de cada uno de los que tenía al lado, para tener esos modales que ya no se ven. Para aún enferma, llamar para saludar por un cumpleaños, interesarse por las boludeces por las que uno se calienta día a día, aún cuando tenía problemas mucho más importantes por los cuales preocuparse.

 

Un día, le dijeron que esa enfermedad de mierda había vuelto. Parecía que se le venía el mundo abajo. Porque, a diferencia de la primera vez, sabía de qué se trataba. Nunca la noté tan apagada como la vez que me lo contó. Pero después, contra todo pronóstico, apareció la Pato de siempre. Dispuesta a ganar una vez más. Aún en el final, cuando le quedaban menos fuerzas, pero la misma garra que tuvo en cada uno de los actos de su vida.

 

Al final no pudo. El cuerpo de Pato se fue, pero quedó su luz. Y no es una frase hecha. Los que la conocimos, los que tuvimos el privilegio de pasar mucho tiempo con ella, sabemos que tenía una luz especial, que tocaba todo lo que tenía a su lado. Que iluminaba y daba calor.

 

Por eso sinceramente pienso que algo de Pato va a quedar siempre por acá. Porque cuando se va uno de los mejores, queda todo eso que nos regaló. Y eso enseña a tratar de ser un poquito mejores cada día, en cada aspecto de la vida.

 

Pato, te voy a extrañar mucho. Pero me dejaste tu ejemplo. Y cuando me toque irme, quiero mirar atrás y haber podido ser al menos un poquito de todo lo que vos fuiste en esta vida.

 

Te quiero mucho.

 

Aquí un segundo artículo de la Copa Confederaciones del 2005

Voluntarios: la otra cara de la Copa FIFA Confederaciones

26 de junio de 2005

por FIFAworldcup.com

 

 

 

La escena se repite cada día. Miles y miles de aficionados se acercan a los estadios, buscan sus ubicaciones y se preparan para disfrutar del fútbol que brinda la Copa FIFA Confederaciones. Mientras tanto, en silencio y a puro esfuerzo, un grupo de voluntarios corre de lado a lado para acomodar planillas, atender a la prensa, encararse de la seguridad y, como si fuese poco, sonreír. Ellos forman parte del torneo y, al igual que los protagonistas principales, tienen historias para contar.

Entre los 600 voluntarios que corren por Fráncfort se encuentra Patricia Cambón (21), un caso más que particular entre los miembros de la fuerza. “Pato”, como la llaman, no es alemana… ni reside en el país. ¿Cómo? Sí: Patricia es uruguaya, vive en Montevideo y viajó especialmente hasta Alemania para servir en la Copa FIFA Confederaciones. “La gente no puede creer cuando lo cuento. Algunos me dicen que estoy loca por haberme pagado el viaje por mi cuenta, pero la verdad es que yo estoy fascinada con la experiencia”, explica a FIFAworldcup.com.

 

Su llegada al país germano no ha sido fácil. Al igual que muchos otros voluntarios, Patricia se encontró con la posibilidad de inscribirse por casualidad. “Estaba buscando entradas para la final del Mundial en el Sitio Web de la FIFA, pero no tuve suerte en el sorteo. Allí me encontré con el anuncio para voluntarios y no lo dudé”, recuerda quien, de paso, utiliza la competición con otros propósitos. “Soy periodista, y trabajo en algunos medios de mi país, por lo que estar acá me facilita el acceso a otros periodistas y los protagonistas. Si a eso le sumamos el fútbol, que es una de mis pasiones, ¿qué más puedo pedir?”.

 

Trabajo a conciencia

La vida de un voluntario no es nada fácil. “En principio, tenemos que cumplir 6 horas de trabajo en el estadio. Aunque generalmente estamos más tiempo ayudando a la prensa, los fotógrafos o los mismos jugadores”, explica quien ha servido en más de una oportunidad como traductora de las delegaciones de México y Argentina.

 

 

 

El imaginario colectivo puede engañar. Los voluntarios, que han inundado la ciudad con sus clásicos uniformes, poseen formación académica y, en muchos casos, profesional. “Cuando uno llega piensa que va a encontrarse con gente más joven, pero tengo compañeros doctores, ingenieros o policías. Es increíble como la gente se vuelca a servir a su país y al fútbol en general”, se sorprende todavía. Junto a ella, asiente Daniela Fremuth (20), otra de las que viajó especialmente para el torneo. Claro que su caso es diferente: si bien es mexicana, tiene padre alemán, y los días de partido se encarga de la seguridad. “El trabajo que hacemos es bestial, pero la satisfacción que te genera el ser parte de una competición así es inexplicable. Este tipo de eventos no se ven tan seguido en casa”, aclara.

Con la experiencia actual, ambas esperan tener un rédito futuro: ser llamadas para repetir el trabajo en la Copa Mundial de la FIFA del año próximo. “Con la práctica que ya adquirimos, sería maravilloso volver a trabajar en esto el año próximo”, se ilusionan antes de marcharse para el estadio, donde los espectadores comenzarán a acercarse y a buscar sus ubicaciones para disfrutar del mejor fútbol. Patricia y Daniela, sonrientes, estarán allí. Les espera una larga noche.

Todo en 2

todavía no me da la fuerza para cantar. aunque pato me daría una patada por decir eso.

TODO EN DOS

TODO EN DOS, Y NADA MÁS

TODO EN MÍ, Y TU SERÁS

TODO DOLOR Y SOLEDAD

A REVIVIR, SIN SUPERAR

 

TODO EN DOS

¿QUÉ VA A PASAR?

TE TENGO A TÍ

Y MIS LAGRIMAS

TODO SUEñO

Y REALIDAD

POR DESCUBRIR

AL EXTRAñAR

 

TODO EN DOS, NO NADA MÁS

TODO AQUÍ, Y TU SERÁS

TODO AMOR, Y ANSIEDAD

A REVIVIR, SIN OLVIDAR

 

TODO EN DOS

¿QUÉ VA A PASAR?

TE TENGO A TÍ

Y MIS LAGRIMAS

TODO SUEñO

Y REALIDAD

POR DESCUBRIR

AL EXTRAñAR

 

ENCERÁTE EN MÍ

GRÁBATE EN MÍ

ENCERÁTE EN MÍ

GRÁBATE EN MÍ

 

TODO EN DOS, EN 3 QUIZÁS

TODO POR TÍ, Y UN POCO MÁS

TODO TEMOR, Y FELICIDAD

POR DESCUBRIR Y A RECORDAR

 

ENCERÁTE EN MÍ

GRÁBATE EN MÍ

ENCERÁTE EN MÍ

GRÁBATE EN MÍ

Y TODO SOBRA

TANTO SOBRA

TANTO MÁS DE TÍ

Y TODO SOBRA

TANTO SOBRA

TANTO MÁS DE TÍ